La primera limpieza del cableado en desuso en Chile, tras la entrada en vigencia de la ley «Chao Cables», podría extenderse entre dos y tres años, según explicó el subsecretario de Telecomunicaciones, Claudio Araya.
El proceso inicial requiere la elaboración de un catastro conjunto entre empresas y municipios. Las municipalidades deben identificar las zonas que requieren despeje, mientras que las compañías deben determinar cuáles cables están en desuso. Posteriormente, se definirá un plan de retiro anual, que marcará el inicio del ordenamiento de las ciudades.
Araya detalló que el trabajo es intenso y prolongado. «Estamos hablando de un trabajo que nos va a tomar perfectamente dos a tres años, un primer despeje. Después va a ser recurrente mantener ordenado todo», indicó.
El subsecretario señaló que la priorización se basará en los sectores con mayor urgencia, extendiéndose progresivamente a todas las comunas. Además, explicó que los cables retirados serán gestionados por las empresas según la Ley REP, pudiendo ser reciclados o enviados a países como Japón o Corea tras separar cobre y plástico.
En caso de incumplimiento, los municipios tienen facultades para sancionar a las empresas y, de ser necesario, realizar el retiro directamente, garantizando así la aplicación efectiva de la normativa.
La ley también establece que cada año debe existir un plan de retiro, asegurando que, una vez ordenadas las ciudades, se mantenga el orden de los cableados urbanos. La coordinación entre municipios y empresas será clave para enfrentar desafíos como la identificación de cables sin propietario debido a compañías que ya no existen.