La Corte de Apelaciones de Santiago ha declarado admisibles dos recursos de protección relacionados con un caso de connotación sexual en el Colegio Saint George’s. Un grupo de estudiantes habría utilizado imágenes de siete alumnas para crear imágenes de ellas desnudas con Inteligencia Artificial. Los padres de las afectadas han presentado recursos de protección contra el colegio, alegando que se han vulnerado los derechos de las jóvenes. En respuesta, el tribunal de alzada ha solicitado al colegio que entregue todos los antecedentes del caso.
Colegio deberá entregar todos los antecedentes a la Corte de Apelaciones
Según informa El Mercurio, el tribunal de alzada ha acogido los recursos de protección presentados y ha solicitado al colegio que entregue un informe detallado sobre lo sucedido. Los padres de las afectadas alegan que el colegio no ha manejado adecuadamente la situación, ya que no se han activado los protocolos necesarios y no se ha denunciado lo ocurrido. Además, se acusa a la institución de vulnerar la orden legal de no investigar o indagar en materia de sexualidad y de no brindar soporte adecuado a las víctimas.
Fiscalía investiga paralelamente lo sucedido
La Fiscalía Metropolitana Oriente ha iniciado una investigación de oficio debido a los posibles delitos de trato degradante a menores de edad y distribución de pornografía infantil. La Fiscal Regional Metropolitana Oriente ha designado al fiscal de Género, Felipe Cembrano, para llevar a cabo la investigación. El colegio también se enfrenta a un recurso de protección que detalla los hechos, incluyendo el acoso y las burlas sufridas por las jóvenes en redes sociales, así como la falta de denuncia por parte del colegio y la revictimización de las víctimas.
No se expulsó a los autores del hecho
En un principio, el colegio determinó que los acusados debían ser expulsados. Sin embargo, debido a su «irreprochable conducta anterior», los estudiantes solo quedaron en condicional, lo cual ha sido criticado en el recurso de protección presentado. Las víctimas continúan compartiendo espacio con los agresores, lo cual genera un ambiente incómodo e inseguro para ellas.