El crimen de Ámbar Cornejo en 2020 estremeció al país. Después de estar desaparecida por más de una semana, su cuerpo fue encontrado en la casa que compartía con su madre y su padrastro, Hugo Bustamante. El vínculo entre la adolescente y Bustamante no era bueno debido a su pasado como asesino y exconvicto. Ámbar no aprobaba la relación de su madre con él.
Las recientes confesiones del “Asesino del tambor”
Hugo Bustamante y la madre de Ámbar están actualmente cumpliendo condena por los delitos cometidos contra la joven. Recientemente, Bustamante confesó dos asesinatos que cometió en 1996, antes de ganarse el apodo de «El Asesino del tambor». Estas confesiones se dieron en el marco de la investigación realizada por la periodista Ivonne Toro Agurto para su libro «La niña Ámbar».
«¿Qué hay en mi mente? No me gusta la respuesta»
En uno de los encuentros entre la periodista y Bustamante, él reflexionó sobre su condición. «Nadie sabe lo que está en mi mente, que no es grato. Cuando a uno le aplican la palabra ‘psicópata’ y uno empieza a recordar lo que ha estudiado, uno dice ‘chita. A ver: Hugo Bustamante, juzguémoslo’. Se encuentra con la realidad de que ‘sí, este huevón sí es psicópata’. Llegar a ese punto cuesta más que la cresta», afirmó.
Sus dos asesinatos en 1996
Toro le preguntó a Bustamante si había cometido otros asesinatos antes de su famoso crimen en 2005. El sujeto le dijo que tenía «un regalo» para ella, y posteriormente mencionó a sus víctimas de 1996: Elena Hinojosa y su hijo Eduardo Páez. Según la autora, Bustamante conoció a Páez cuando estaba preso y mantuvo contacto con él después de ser liberado. Ambos desaparecieron y Bustamante fue la última persona en verlos con vida.
«Eduardo se metió donde no debía meterse»
En la reunión más reciente entre Ivonne y Hugo, el asesino explicó que Eduardo tenía un problema y se metió donde no debía meterse, lo cual resultó en su desaparición. Bustamante se disculpó y admitió que intentó hacer algo bueno pero se equivocó. La información que tiene el Ministerio Público sugiere que los cuerpos de Hinojosa y Páez están enterrados en Chile.