Conocido por ser uno de los más activos de Sudamérica, el volcán Llaima está “dormido” desde hace unos quince años, por lo menos. Su última actividad volcánica data de 2009 y lo curioso es que después del terremoto del 27 de febrero de 2010, hay un particular “silencio” en el macizo ubicado en la región de La Araucanía.
El Llaima tiene un nutrido registro eruptivo y es un volcán que en las últimas décadas se caracterizaba por tener una actividad superficial muy similar al Villarrica, pero después del megaterremoto entró bruscamente en una de las etapas silentes más largas desde 1852. Según la investigación realizada por expertos y publicada en la revista Volcanology and Geothermal Research, este fenómeno podría ser provocado por terremotos.
Según el investigador Luis Lara, el megasismo de magnitud 8,8 habría provocado perturbaciones en el subsuelo y en el propio volcán, lo cual explicaría la falta de actividad. Durante un terremoto fuerte, el continente avanza hacia el océano y esto impacta en las estructuras internas del volcán de manera favorable u desfavorable. En el caso del Llaima, la dirección de la extensión causada por el terremoto habría cerrado una estructura, impidiendo que el magma alcance la superficie y provocando así este «silencio».
La principal consecuencia de la deformación causada por el terremoto es que el magma quedó «atrapado» y no puede salir a la superficie. Sin embargo, esto no significa que el volcán necesite otro terremoto para reactivarse, ya que las erupciones volcánicas son causadas por el ingreso de nuevos volúmenes de magma desde el manto terrestre.
En caso de que el volcán Llaima entre en erupción en el futuro, los principales riesgos serían la caída de piroplastos, flujos de lava, lahars y flujos piroclásticos de corto alcance. Las localidades amenazadas por una erupción serían Melipeuco, Cherquenco y los sectores cercanos a la laguna Captrén.
A pesar de su larga etapa de silencio, el volcán Llaima sigue siendo objeto de estudio y vigilancia por parte de los científicos para prever y mitigar posibles riesgos en el futuro.