Grandes inversores y fondos de inversión están entrando de forma creciente en el deporte, lo que supone un mayor impulso para la mejora del sector, pero también exige más profesionalización.
Es el balance que realiza Carlos Cantó, CEO de SPSG, del debate entre grandes protagonistas de la industria en torno al futuro que plantea esta irrupción de capital, un tema protagonista en la presentación de la última edición del Barómetro de Patrocinio.
“Si nos creemos que los fondos quieren entrar tenemos un problema de rentabilidad enorme”, dice el managing partner de Aser Ventures, Javier Sobrino.
“Nadie cuestiona que cada vez más fondos apuestan por el deporte, otra cosa es cómo se quieren posicionar: unos compran, otros invierten para participar en la gestión pero sin equity como Sixth Street, otros prefieren más equity o contratos a 50 años… esto se inició con propietarios con gran poder adquisitivo y luego entraron pequeños fondos y últimamente private equity y grandes fondos”, apunta Jesús Bueno, managing director para España y Portugal de Legends.
De lo que no hay duda es que el hecho de que “entre dinero para acelerar crecimiento, exige más profesionalización”.
Jaime Colás, asesor y exCCO del Inter de Milán, comparte que es una “magnífica noticia que los fondos vean la industria deportiva como un foco, porque al final un fondo lo que quiere es recuperar su dinero y esto implica que hay que gestionar todo como una compañía, en muchos clubes no se hacía así”.
En su caso, vio este proceso con la entrada de Providence en el Real Madrid, donde fue director de patrocinios. “Profesionalizó muchas cosas porque estos fondos trabajan con objetivos muy predefinidos y todo está controlado”.
Matices
Desde el RCDMallorca, Alfonso Díaz, CEO of business, señala que el club – donde los accionistas principales son Robert Sarver, dueño de los Phoenix Suns, Andy Kolber y Steve Nash y que es socio industrial de CVC- es “un ejemplo de mezcla de todos los tipos de propiedades, con profesionales que saben que en el deporte los plazos son largos para hacer que un proyecto funcione”.
Llegaron 2016 con la experiencia de “haber estado 19 años sin ver ganar un título a los Suns en la NBA, son conscientes de todo lleva su tiempo”. “Querían entrar en otro deporte y eligieron La Liga porque es la gran competición gracias a la regulación o el fair play financiero”, dice.
José María Durán, exconsejero delegado del Espanyol, avanza que la “industria del deporte en España liderada por el fútbol va a ser el principal punto de recepción de capital en los próximos años porque otros mercados están copados”.
En EEUU se han dado cuenta de que La Liga, que compite en el sector del entretenimiento, “está formada por entidades centenarias que son activos únicos que van a estar ahí siempre, que no se pueden medir por su Ebitda pero sí porque generan valor patrimonial en un mercado bien regulado que ofrece garantías y estabilidad al inversor”.
“Aflorará una avalancha de operaciones corporativas en el fútbol español, es sector de futuro, un refugio para el capital”, avisa.
Javier Sobrino, managing partner de Aser Ventures, aporta un importante matiz: “Si nos creemos que los fondos quieren entrar tenemos un problema de rentabilidad enorme, muchas entidades en Europa corren peligro de no ser viables”.
“Muchas de las tendencias que hay en el mercado van contra esa sostenibilidad, empezando por las masas salariales, no son sostenibles”, agrega.
“Si como industria no abordamos esta situación seguiremos teniendo un problema de rentabilidad, obviamente hay oportunidad para los fondos y generar líneas de ingresos que son absolutamente necesarias, pero la masa salarial no puede aumentar en la misma proporción que esos ingresos”, dice.
Dentro del modelo de propiedades, María del Mar de Ros, exCEO de Sail GP, destaca el éxito del modelo de franquicias similar al de las ligas norteamericanas de la competición, que nació en 2018 con Larry Ellison, fundador de Oracle. Acaba de lanzar una organización autónoma descentralizada (DAO) para permitir que los fans sean propietarios de equipos para “cumplir el sueño de Ellison de democratizar la vela”.