El líder norcoreano, Kim Jong Un, y el presidente ruso, Vladimir Putin, se reunieron el miércoles en una cumbre poco habitual en la que trataron asuntos militares, la guerra en Ucrania y la posible ayuda rusa al programa de satélites del hermético estado comunista.
Tras su llegada en tren desde Corea del Norte, Putin mostró a Kim las instalaciones rusas más avanzadas para el lanzamiento de cohetes espaciales, situadas en el Extremo Oriente ruso. Kim hizo numerosas preguntas detalladas sobre cohetes mientras Putin le mostraba el cosmódromo de Vostochny.
Tras la visita, Putin, de 70 años, y Kim, de 39, mantuvieron conversaciones durante varias horas con sus ministros y luego a solas, seguidas de un opulento almuerzo a base de albóndigas rusas «pelmeni» hechas con cangrejo de Kamchatka y luego esturión con setas y patatas.
Kim brindó con una copa de vino ruso a la salud de Putin, por la victoria de la «gran Rusia» y por la amistad coreano-rusa, augurando la victoria de Rusia en su «sagrada lucha» con Occidente en la guerra de Ucrania.
«Creo firmemente que el heroico ejército y pueblo rusos heredarán de forma brillante sus victorias y tradiciones y demostrarán con vigor su noble dignidad y honor en los dos frentes de las operaciones militares y la construcción de una nación poderosa», dijo Kim a Putin.
«El ejército y el pueblo rusos obtendrán sin duda una gran victoria en la sagrada lucha por el castigo de un gran mal que pretende la hegemonía y alimenta una ilusión expansionista», añadió Kim, alzando su copa.
Preocupación por armas
Funcionarios estadounidenses y surcoreanos han expresado su preocupación por que Kim proporcione armas y municiones a Rusia, que ha gastado vastas reservas en más de 18 meses de guerra en Ucrania. Moscú y Pyongyang han negado tales intenciones.
Putin dio numerosas pistas de que se habló de cooperación militar, pero reveló pocos detalles. El ministro de Defensa, Sergei Shoigu, asistió a las conversaciones y el Kremlin dijo que se trataron temas sensibles que no son para discutir en público.
A la pregunta de los medios rusos, a los que se concedió un acceso considerable durante la cumbre, de si Rusia ayudaría a Kim a construir satélites, Putin respondió: «Para eso hemos venido».
Para Rusia, la cumbre era una oportunidad de poner en aprietos a Estados Unidos, la gran potencia que apoya a Ucrania, aunque no estaba claro hasta dónde estaba dispuesto a llegar Putin para satisfacer cualquier lista de deseos tecnológicos de Corea del Norte.
Putin dijo que Kim tenía previsto visitar fábricas de aviación militar y civil en la ciudad rusa de Komsomolsk-on-Amur e inspeccionar la flota rusa del Pacífico en Vladivostok.