Comprender las características del octanaje en los combustibles es fundamental para garantizar un buen rendimiento del motor y preservar su vida útil. Aunque el precio de la bencina es un factor importante para los automovilistas, conocer qué tipo de gasolina utilizar puede ser igual de relevante.
En el mercado chileno, se comercializan principalmente tres tipos de gasolina según su nivel de octanaje: 93, 95 y 97 octanos, además del combustible diésel. Cada una de estas variantes tiene particularidades que influyen directamente en el funcionamiento del motor, dependiendo de las especificaciones del vehículo.
¿Qué significa el octanaje y por qué es importante?
El octanaje corresponde a la capacidad antidetonante del combustible al momento de ser comprimido dentro del cilindro del motor. En otras palabras, indica qué tan resistente es la gasolina a detonar de forma prematura durante la compresión.
Una gasolina con mayor octanaje permite que la combustión interna sea más eficiente y controlada, lo que mejora el desempeño general del motor y reduce el riesgo de detonaciones que puedan dañarlo.
Comparativa entre bencinas de 93, 95 y 97 octanos
Cada tipo de gasolina se distingue por su nivel de refinamiento y costo, así como por su efecto en el funcionamiento del motor:
- 93 octanos: Es el tipo con el menor nivel de octanaje. Se considera el menos refinado y, por lo general, el más accesible en términos de precio.
- 95 octanos: Representa un nivel intermedio de calidad. Su refinamiento le otorga una mejor potencia de combustión en comparación con la de 93 octanos.
- 97 octanos: Es la opción más refinada y, por lo tanto, la más costosa. Ofrece una mayor resistencia a la detonación prematura, beneficiando a motores diseñados para altas exigencias de rendimiento.
Cómo elegir el octanaje adecuado para tu vehículo
La recomendación principal es consultar el manual del fabricante del automóvil, donde se indica el tipo de combustible ideal para ese modelo en particular. Esto asegura un funcionamiento óptimo y evita problemas mecánicos.
Algunos vehículos recientes tienen la capacidad de operar con diferentes niveles de octanaje. Sin embargo, usar un combustible con menor octanaje del sugerido puede reducir el rendimiento, disminuir la potencia del motor e incluso provocar daños con el tiempo.
Por otro lado, optar por una gasolina de mayor octanaje del requerido no necesariamente genera beneficios adicionales. En la mayoría de los casos, no hay mejoras perceptibles si el motor no está diseñado para aprovechar ese tipo de combustible.