La Casa Blanca recupera su herramienta clave en la guerra comercial global tras fallo de corte de apelaciones.
Un tribunal federal de apelaciones de Estados Unidos anuló la suspensión que afectaba los aranceles a las importaciones, permitiendo así que las tarifas aplicadas durante el gobierno de Donald Trump vuelvan a estar vigentes. Esta decisión reaviva las tensiones comerciales con socios clave como China, Canadá y México, y le devuelve a Trump un instrumento esencial en su estrategia económica internacional.
Qué significa el fallo y cómo impacta a la economía global
El veredicto revierte lo decidido por dos tribunales inferiores, que esta misma semana habían ordenado frenar los gravámenes, señalando que el expresidente se excedía en sus atribuciones al imponerlos de forma unilateral. Con esta nueva resolución, se reestablecen los aranceles y, en la práctica, se respalda la legalidad de una de las medidas más polémicas del mandato republicano.
Este vuelco judicial refuerza el poder del Ejecutivo estadounidense para aplicar impuestos a las importaciones sin necesidad de una aprobación del Congreso, y podría tener consecuencias inmediatas en los mercados, el comercio bilateral y los precios de productos importados.
La base legal: ley de poderes de emergencia
Desde que asumió la presidencia en 2017, Trump ha invocado una antigua ley federal de poderes de emergencia para justificar sus aranceles. Esta legislación le permite al presidente actuar con rapidez y sin restricciones en determinadas circunstancias de «amenaza nacional», una interpretación que ha sido cuestionada por múltiples actores del ámbito jurídico y político.
Con este argumento, el expresidente impuso gravámenes a productos chinos por miles de millones de dólares, lo que desencadenó una guerra comercial con Pekín. También aplicó restricciones a productos canadienses y mexicanos, buscando forzar concesiones en tratados de libre comercio como el USMCA (ex NAFTA).
Trump busca fallo definitivo de la Corte Suprema
El equipo legal de Trump pretende ahora llevar el caso a la Corte Suprema, en busca de un fallo definitivo que consolide su autoridad sobre los aranceles comerciales. De lograrlo, se abriría un precedente que ampliaría de forma significativa el margen de maniobra del Ejecutivo en política exterior económica.
Este paso es visto por sus partidarios como una forma de reforzar la soberanía comercial estadounidense, mientras que sus detractores lo consideran una puerta abierta al proteccionismo extremo, con posibles consecuencias negativas en el comercio global y el crecimiento económico.