En Chile, miles de personas viven con TDAH, una condición que aún es malentendida y estigmatizada, afectando su calidad de vida.
Cada vez más profesionales llaman a cambiar la visión médica tradicional del TDAH, promoviendo el enfoque de la neurodiversidad y una sociedad más informada y empática.
El TDAH: más que un diagnóstico clínico, una forma distinta de ver y habitar el mundo
El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) afecta a niños, adolescentes y adultos en todo Chile. Aunque es ampliamente diagnosticado, aún se enfrenta a una fuerte carga de estigmas, mitos y desinformación. Desde lo escolar hasta lo laboral, las personas con TDAH lidian con prejuicios que invisibilizan sus verdaderas capacidades.
La Dra. Melissa Álvarez Majmut, neuróloga y directora del centro Neuro Estímulo, propone una nueva mirada. “El TDAH no es una enfermedad. Es una variación natural del funcionamiento cerebral”, afirma con firmeza. Su visión se enmarca en la perspectiva de la neurodiversidad, que reconoce la diversidad neurológica como parte del desarrollo humano normal.
Cambiar el lenguaje para cambiar la mirada
Según la experta, si bien el término “trastorno” sigue siendo el estándar en manuales clínicos como el DSM-5, cada vez más profesionales y personas neurodivergentes optan por palabras como “condición” o simplemente identificarse como TDAH. Esto con el objetivo de evitar la carga negativa del término “trastorno”, que refuerza la idea de anormalidad.
“La neurodiversidad nos recuerda que no hay un único modo correcto de pensar, aprender o sentir. No se trata de curar, sino de apoyar”, recalca la doctora.
Mitos frecuentes sobre el TDAH y la verdad detrás
1. “El TDAH es raro o exagerado”
Completamente falso. La Organización Mundial de la Salud estima que afecta a entre 8% y 12% de la población infantil global. En Chile, la prevalencia alcanza hasta un 10% en escolares y un 4% en adultos, según datos clínicos nacionales.
2. “El TDAH implica discapacidad intelectual”
Otro mito. La Dra. Álvarez explica que el TDAH no está vinculado a una discapacidad intelectual de base. Incluso, puede coexistir tanto con altas capacidades como con otras condiciones del desarrollo, lo que exige evaluaciones más profundas y no quedarse en estereotipos.
3. “Debe ser tratado y curado”
La condición no tiene una “cura” porque no es una enfermedad. Lo que sí existe son múltiples estrategias de apoyo personalizadas, que incluyen medicación en algunos casos, pero también intervenciones como psicoterapia, actividad física, y terapias ocupacionales. El objetivo es permitir que cada persona despliegue su potencial.
4. “Son molestos y disruptivos”
Es común que niños y adolescentes con TDAH sean etiquetados como “ruidosos” o “conflictivos” en el entorno escolar. Sin embargo, esta percepción parte de una falta de comprensión, y termina dañando su autoestima y reforzando la exclusión social.
Educar es la clave para avanzar hacia una sociedad más justa
Para la Dra. Álvarez, la solución está clara: educación e información. Asegura que una sociedad inclusiva comienza por reconocer, validar y apoyar los distintos tipos de funcionamiento cerebral.
“La calidad de vida de una persona con TDAH no depende solo de su diagnóstico, sino del nivel de comprensión que tenga su entorno”, enfatiza. Por eso, el llamado es a dejar atrás el estigma y dar paso a una cultura de respeto, apoyo y diversidad.