El empresario y multimillonario Elon Musk reconoció que Tesla, una de sus principales compañías, no quedará exenta del impacto de la nueva política arancelaria anunciada por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
En declaraciones recientes, Musk advirtió: «Es importante señalar que Tesla no ha salido indemne de este problema. El impacto de los aranceles sobre Tesla sigue siendo significativo».
Nuevos aranceles y su impacto en la industria automotriz
La advertencia de Musk llega tras el anuncio del gobierno estadounidense de que, a partir del 2 de abril, se aplicará un arancel del 25% a todos los automóviles importados. Esta medida, enmarcada en la intensificación de la guerra comercial, podría tener consecuencias relevantes para el comercio internacional y el equilibrio del sector automotriz.
Aunque Tesla fabrica parte importante de su producción dentro de Estados Unidos, las represalias comerciales de otros países podrían afectar sus exportaciones, en especial hacia Europa y Asia.
Advertencia desde Europa y presión al mercado global
La Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA) expresó su profunda preocupación frente al anuncio de Trump, advirtiendo que la medida podría perjudicar tanto a fabricantes globales como a la industria estadounidense. Un escenario de represalias cruzadas podría encarecer costos, reducir competitividad y afectar la inversión.
Tesla pierde liderazgo frente a BYD
En paralelo a este contexto, Tesla enfrenta un desafío en el mercado global: la compañía fue superada por la china BYD como el mayor vendedor mundial de autos eléctricos puros durante el último trimestre de 2024.
BYD ya había superado a Tesla en 2022 como principal fabricante de vehículos eléctricos, aunque en esa ocasión la comparación incluía modelos híbridos enchufables, una categoría que Tesla no produce. El avance de la marca china refleja la creciente competencia en el sector, especialmente desde Asia.
Con un panorama global incierto, Elon Musk admite que ni Tesla está libre del impacto de las tensiones comerciales, lo que refuerza la preocupación por el futuro inmediato de la industria automotriz mundial.