Paulina González, académica PUCV especializada en ingeniería estructural y sísmica, revisa el caso de la demolición del edificio Festival en Viña del Mar y la estructura de la iglesia San Francisco en Santiago.
A raíz de los últimos sismos de diferentes intensidades a lo largo del país, surge como es de costumbre la percepción de un eventual terremoto, desde ahí nace la pregunta, ¿las construcciones chilenas están preparadas para soportar un mega evento sísmico?
La ingeniera civil de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV), especializada en ingeniería estructural y magíster en ingeniería sísmica, Paulina González, repasó las normativas de diseño sísmico para las construcciones habitacionales e industriales, cuyos reglamentos son proporcionales a la intensidad del movimiento y los posibles daños.
Los edificios, particularmente las viviendas, según la experta, deben ser diseñadas por ley utilizando la norma NCH 433 que indica -en forma conceptual- que deben resistir sin daño un sismo de baja intensidad.
“Así también, pueden sufrir daños en algunos elementos que no forman parte del sistema sismorresistente si es que el terremoto es de mediana intensidad. Y que pueden tener daño estructural, pero no colapso, en caso de que el terremoto o el movimiento sea de una intensidad extraordinariamente o excepcionalmente severa”, puntualizó la experta.
En el caso de las construcciones no habitacionales, estas de igual manera “deben ser diseñadas con la norma NCH 2369, que también tiene altas restricciones para las deformaciones, para que las edificaciones puedan resistir y seguir funcionando después de un terremoto”.
Chile es uno de los países más sísmicos del mundo junto con Japón debido a que nos encontramos en el denominado “Cinturón de Fuego del Pacífico”, la zona de más alta sismicidad en la tierra, sin embargo considerando las condiciones normativas de construcción, “se puede decir que las edificaciones en Chile están preparadas para resistir terremotos de alta intensidad”, afirmó González.
El terremoto de 2010 dejó severos daños estructurales en edificios que tiempo después tuvieron que ser demolidos como la recordada torre Festival ubicada en 9 Norte 450, a pasos del Muelle Vergara en Viña del Mar.
Otro caso emblemático es el edificio Alto Río que se desplomó en Concepción.
“En el caso del edificio colapsado en Concepción se realizó un juicio donde se encontraron los responsables ya que aparentemente hubo un cambio en el proceso de construcción sin que fuese indicado correctamente qué se debía hacer para que mantuviese su resistencia sísmica de acuerdo al diseño”
El resto de los edificios que fueron demolidos, sí cumplieron con la norma porque el terremoto fue de una intensidad excepcionalmente severa y en ese caso se aceptan daños en elementos estructurales. El tema es que deben ser demolidos porque la reparación significa un alto costo, incluso más alto que construir otro edificio”, indicó la experta.
Respecto a edificios patrimoniales que abundan principalmente en el centro de Santiago y en Valparaíso, la ingeniera comentó que un ejemplo importante que ha resistido todos los terremotos registrados a la fecha es la Iglesia de San Francisco, ubicada a un costado de la Alameda en el centro de Santiago.
“Ese es un caso especial porque debe tener un sistema estructural además del adobe que permita esa capacidad resistente, ya que ese material tiene un muy buen comportamiento térmico, es decir permite una buena aislación de la estructura, pero desafortunadamente no tiene capacidad de resistencia. Una vivienda de adobe debe ir acompañada por otra estructuración que fije más resistencia”, afirmó.
González explicó que la norma de edificios NCH 433 se somete a observaciones cada vez que se produce un terremoto para actualizar sus condiciones, acorde a nuevos parámetros.
“La normativa se somete a revisión en Chile cada vez que hay un terremoto porque ahí es cuando se tiene información respecto al comportamiento de los edificios y las viviendas que han sido diseñadas con la normativa, así también se pueden incluir los avances tecnológicos que permiten un diseño más preciso para que las edificaciones resistan de acuerdo a la intensidad de los terremotos”, sostuvo la ingeniera.
Gabriel González, académico de la Universidad Católica del Norte y subdirector de Cigiden, estableció en una nota de Qué Pasa, que en Chile se han hecho mejoras sustanciales al sistema de prevención y acción ante emergencias causadas por desastres de origen natural.
“Una de ellas ha sido la creación del Senapred que reemplaza a Onemi. El foco en la prevención es clave para poder mitigar el impacto de eventos desastrosos como los megaterremotos. Chile también cuenta hoy con un sistema de alerta de tsunami que es capaz de decretar la alerta de éstos sobre la base de escenarios pre-modelados y que permite anticipar las áreas a ser afectadas por un tsunami de manera rápida una vez ocurrido un terremoto con características tsunamigénicas”.
Pablo Salucci, geógrafo de la Universidad Católica, añadió en la misma nota, que tenemos una realidad que no debemos de olvidar, “que estamos junto frente al denominado Cinturón de Fuego del Pacífico, que es la zona más sísmica y volcánica del planeta. Ahí se podría producir un evento de campo lejano, es decir, un terremoto en Japón o una erupción en los volcanes del Pacífico central, que podrían generar un tsunami, por lo que la amenaza de éstos siempre es latente”.
Fuente: La Tercera