El glaciar Birch cedió violentamente el 28 de mayo, generando un deslizamiento que borró el 90% del pueblo alpino y dejó a un hombre desaparecido.
Una tragedia natural azotó el sur de Suiza luego de que el glaciar Birch colapsara abruptamente, desencadenando una avalancha de hielo, rocas y lodo que sepultó casi por completo al pueblo de Blatten, ubicado en los Alpes. Aunque la evacuación previa de 300 personas evitó una catástrofe mayor, un hombre de 64 años continúa desaparecido.
Colapso glaciar precedido por señales claras de peligro
El desastre no fue repentino. Durante semanas, geólogos y autoridades suizas monitorearon la inestabilidad del glaciar, que comenzó a desplazarse peligrosamente desde mediados de mayo. Para el 19 de ese mes, las autoridades ordenaron la evacuación total de Blatten, alertadas por el movimiento acelerado del hielo y una masiva acumulación de escombros en la cima del glaciar.
El 28 de mayo a las 06:42 horas, el glaciar finalmente colapsó. El evento fue tan violento que los sensores sísmicos lo registraron como un terremoto de magnitud 3,1. En solo minutos, millones de metros cúbicos de material descendieron por el valle, arrasando con el río Lonza y bloqueando su curso, lo que generó la formación de un lago y nuevas evacuaciones río abajo.
Búsqueda angustiosa de un residente desaparecido
Pese a la evacuación oportuna, un hombre de 64 años sigue desaparecido. El residente habría regresado brevemente a la zona, posiblemente para rescatar pertenencias o animales. Equipos de rescate con drones térmicos y personal especializado han sido desplegados, pero las labores se ven complicadas por la inestabilidad del terreno y el riesgo de nuevos colapsos.
Las autoridades calificaron la operación de rescate como crítica, pero peligrosa, dado que la masa de tierra aún podría moverse en los próximos días.
Evacuación total incluyó incluso al ganado del pueblo
La evacuación de Blatten fue una operación integral que incluyó incluso el traslado aéreo de las 52 vacas del pueblo. Las señales geológicas eran inequívocas: la masa sobre el pico Kleines Nesthorn, estimada en más de 5 millones de m³, se deslizaba hasta tres metros por hora.
La anticipación del colapso fue clave para evitar una tragedia humana mayor, lo que pone de relieve la efectividad de los sistemas de monitoreo de riesgos naturales que Suiza ha desarrollado tras años enfrentando amenazas alpinas.
Alerta por formación de lago y futuras réplicas
Tras el deslizamiento, el material bloqueó el lecho del río, generando una represa natural que ya ha comenzado a formar un lago. Las autoridades monitorean estrechamente este embalse inestable por el riesgo de desbordes o nuevas avalanchas, lo que ha llevado a nuevas evacuaciones preventivas en comunidades río abajo.
El desastre pone en foco la vulnerabilidad creciente de los glaciares suizos en medio del cambio climático, ya que el derretimiento y debilitamiento estructural de masas de hielo aumenta la frecuencia de estos colapsos catastróficos.