La tensión entre Israel e Irán alcanzó un nuevo punto crítico con una oleada de bombardeos israelíes que dejaron un saldo devastador en territorio iraní. En su noveno día de conflicto abierto, el ejército israelí confirmó la muerte de tres altos comandantes de los Guardianes de la Revolución, en medio de un escenario cada vez más alarmante para la comunidad internacional.
Los ataques han encendido las alarmas globales, mientras crecen los llamados a evitar una escalada mayor. No obstante, Israel mantiene firme su postura de confrontación directa, en un intento por frenar el desarrollo del programa nuclear iraní.
Bombardeos selectivos contra figuras clave del régimen iraní
Durante la noche del sábado, el ejército israelí lanzó ataques dirigidos contra objetivos estratégicos en Irán. Uno de los blancos fue Said Izadi, comandante de los Guardianes de la Revolución, acusado de coordinar operaciones con el grupo Hamás, en plena guerra con Israel en Gaza.
Además, fueron abatidos Aminpour Joudaki, señalado como responsable de múltiples ataques con drones contra territorio israelí, y Behnam Shahriyari, comandante de la temida Fuerza Quds, brazo de operaciones exteriores de Irán.
Estos ataques se suman a una ofensiva aérea que, desde el 13 de junio, ha golpeado cientos de instalaciones militares y nucleares iraníes, con el objetivo declarado de frenar el supuesto desarrollo de armamento atómico por parte del régimen de Teherán.
Impacto letal: instalaciones clave y altos mandos bajo fuego
Uno de los puntos más sensibles atacados fue una instalación nuclear en Isfahán, en el centro del país. También se reportaron bombardeos sobre un centro de entrenamiento en Tabriz, donde murieron otros cuatro combatientes de los Guardianes de la Revolución, según la agencia iraní ISNA.
Israel asegura que su campaña militar tendrá una duración prolongada. El canciller Gideon Saar afirmó que estas acciones habrían logrado retrasar el programa nuclear iraní entre dos y tres años.
Respuesta iraní y balance de víctimas
Frente a esta ofensiva, Irán respondió con el lanzamiento de misiles y drones contra territorio israelí. Sin embargo, las consecuencias han sido devastadoras en suelo iraní. Según el balance oficial del 15 de junio, al menos 224 personas murieron, entre ellos civiles, científicos nucleares y comandantes militares.
Por su parte, la organización Human Rights Activists News Agency (HRANA) eleva esa cifra a 657 fallecidos y 2.000 heridos, reflejando la magnitud de la tragedia.
Mientras tanto, el presidente estadounidense Donald Trump lanzó una advertencia clara: Irán tiene un plazo «máximo» de dos semanas para evitar bombardeos por parte de Washington, sumando aún más presión al ya crítico escenario.