Un planeta rocoso llamado Kepler-725c podría tener agua líquida y condiciones similares a las de la Tierra.
Un reciente hallazgo astronómico reaviva la esperanza de encontrar vida fuera del sistema solar: un planeta de tipo rocoso, ubicado en la zona habitable de una estrella como el Sol, fue descubierto a más de 2.500 años luz de la Tierra. El nuevo exoplaneta, bautizado Kepler-725c, despierta interés por su ubicación, tamaño y posible capacidad de albergar agua líquida.
Un planeta que orbita una estrella como la nuestra
Kepler-725c fue detectado gracias a la técnica de variación en el tiempo de tránsito (TTV), una innovadora metodología que mide los cambios en el paso de un planeta frente a su estrella. El planeta orbita Kepler-725, una enana amarilla del tipo espectral G9V, muy parecida al Sol, ubicada en la constelación de Lira.
Lo que lo hace tan especial es que se encuentra en la zona habitable de esta estrella, es decir, a una distancia que permite pensar en la posibilidad de agua líquida en su superficie, lo cual es una condición fundamental para la vida tal como la conocemos.
Características de Kepler-725c: ¿una “Tierra 2.0”?
Aunque la masa de Kepler-725c es mucho mayor que la de la Tierra, los datos actuales sugieren que podría ser un planeta rocoso, lo que lo diferencia de gigantes gaseosos como Júpiter o Neptuno.
Otro detalle importante es su órbita elíptica, que lo lleva a recibir aproximadamente 1,4 veces más radiación estelar que la Tierra, lo que podría influir significativamente en su clima y estabilidad atmosférica.
Estas condiciones aumentan las probabilidades de que el planeta mantenga temperaturas compatibles con la presencia de agua líquida, aunque también abren interrogantes sobre su habitabilidad real.
Comparación con otros exoplanetas: ¿qué lo hace especial?
Dentro del catálogo de planetas potencialmente habitables, Kepler-725c destaca frente a casos anteriores. Por ejemplo, Kepler-69c, otro exoplaneta en zona habitable, ha mostrado temperaturas superficiales tan elevadas que probablemente sea inhóspito para la vida.
En contraste, Kepler-725c presenta un equilibrio más prometedor entre su distancia a la estrella, radiación recibida y naturaleza rocosa, lo que lo convierte en un blanco ideal para futuras misiones científicas.
Lo que falta por descubrir: atmósfera, agua y vida
La astrónoma Andrea Mejías, de la Universidad de Chile, enfatizó la cautela frente a este tipo de hallazgos: “Para determinar si este planeta tiene realmente agua líquida o un tipo de vida, hay que hacer muchas más observaciones complementarias”, explicó a Mega.
Según Mejías, además de la ubicación en zona habitable, es crucial analizar la composición química de su atmósfera, los niveles de radiación recibida y la variabilidad de su estrella. Todo esto determinará si realmente puede albergar condiciones similares a las de la Tierra.