Da para un meme. Por un lado, el hombre renacentista, tipo Da Vinci, capaz de pasearse por múltiples disciplinas, desde la pintura a la arquitectura, de la física a la astronomía, de la filosofía a la poesía. Por otro lado, el hombre posmoderno, que al primer desperfecto doméstico no tiene otra que llamar a un maestro chasquilla. ¿Qué diría el abuelo? ¿La abuela? ¿El padre?
Será culpa de una educación que cambió lo multidisciplinario por la especialización, y un modelo de vida que promueve el confort y la perfección —sea lo que sea que signifiquen estos conceptos— por sobre la inmanente posibilidad del desperfecto.
¿No sería mejor estar preparados y armados de conocimiento, técnico o práctico, para enfrentar las eventualidades que se puedan presentar en el hogar? Después de todo, ¿qué tan difícil puede ser sellar los baños, arreglar un mueble roto, o poner una lámpara en el living?
Esto último —instalar una lámpara en el techo— puede ser “muy sencillo”, asegura Axel Maldonado, docente de construcción en el Duoc UC Alameda. Claro que, por muy simple que sea, no está exenta de peligros: “Tenemos que entender que la electricidad es cosa seria, y que si no se tiene el debido cuidado en la manipulación estaremos en riesgo grave”, advierte el especialista.
En 2020, en pleno confinamiento por la pandemia del covid-19, el SERNAC y la Superintendencia de Electricidad y Combustibles advirtieron sobre el aumento del riesgo de accidentes por el uso indebido de productos eléctricos en el hogar. Claro que la mayor parte de los casos registrados (61%), se concentraban en niñas y niños menores de cinco años. Entre las principales recomendaciones se encuentra revisar que los productos eléctricos adquiridos cuenten con el sello SEC de seguridad, no sobrecargar los enchufes, seguir las instrucciones de los fabricantes y no tocar nada eléctrico sin tomar las precauciones necesarias.
Todas estas son recomendaciones más que adecuadas cuando pensamos en instalar una lámpara por nuestra cuenta. Tomando las precauciones necesarias, llevar adelante la tarea no debería ser tan complicado, tal como lo señaló Maldonado.
La energía eléctrica que tenemos en casa se distribuye a través del Tablero de Distribución de Alumbrado (TDA). En éste se encuentran concentradas las protecciones termomagnéticas e interruptores diferenciales, más conocidos como “automáticos”, unos dispositivos dedicados para proteger tanto la instalación y sus componentes como a las personas.
Maldonado explica que la distribución interna de un tablero eléctrico se diseña acorde a la cantidad de componentes, electrodomésticos o “cargas” que posea cada instalación. “Este valor se expresa en amperes y se asocia a los interruptores o automáticos”, indica.
Generalmente, las capacidades varían entre 10, 16 y 25 amperes. “Eso dependerá del tamaño de la instalación y la cantidad de componentes”. La función del TDA, entonces, es “concentrar todas las protecciones eléctricas de la instalación o recinto al cual pertenezca” y hacerlo de manera ordenada y segura, tal como lo define la normativa actual de la SEC.
En viviendas o instalaciones eléctricas más modernas, un TDA debería contar con tres tipos de interruptores (y verse más o menos como la imagen que está abajo). Por una parte, el Interruptor de Control de Potencia (ICP), por otra un Interruptor diferencial (ID), y después los Pequeños interruptores automáticos (PIA). ¿Para qué sirve cada uno?
ICP: evita daños en la instalación en caso de sobrecargas y controla que la potencia que se utiliza no sea mayor que la contratada. Cuando esta se supera, automáticamente se apaga.
ID: como ya lo describimos, sirve para desconectar la instalación eléctrica en caso de haber una fuga a tierra. Esto evita que una persona se electrocute si toca la corriente o un aparato en mal estado.
PIAs: son los interruptores sectorizados para cada uno de los circuitos interiores de la vivienda. Controlan por separado la llegada de electricidad a los diferentes espacios. Suele haber uno para iluminación, otro para enchufes de gran potencia y otro más para los de baja potencia, con diferentes valores que varían entre los 10A, 16A, 20A y 25A.
Ahora, toda instalación eléctrica en el hogar obtiene la energía por medio de cables, a través de los cuales se transmite la corriente alterna. Esto es relevante, porque es muy común escuchar a personas —e incluso a expertos— hablar del cable positivo, del negativo y el de tierra. Eso es incorrecto, pues, como explica Axel Maldonado, estos conceptos corresponden a la corriente continua, que es aquella que utilizan dispositivos de menor tamaño, como smartphones y laptops, y cuyas características difieren de la alterna. Por lo tanto, cómo se aborda la seguridad también cambia.
Lo que corresponde, en este caso, es hablar de fase, neutro y tierra. El cable de fase corresponde al conductor activo, que transporta la corriente eléctrica desde la red hasta una toma de corriente, enchufe o un interruptor de la casa, a un voltaje de 220 voltios (V).
El cable neutro, en tanto, proporciona un camino de retorno para la corriente eléctrica que fluye a través del circuito, mientras que la tierra se utiliza como un conductor de retorno seguro para la corriente eléctrica en caso de un fallo o un cortocircuito.
La puesta a tierra o toma de tierra se basa en la instalación de una varilla de cobre, conocida como barra Cooper, de cerca de un metro de largo, que se entierra en alguna zona cercana al TDA. “Esto es un aspecto importantísimo a tener en cuenta en todas nuestras casas, porque así protegemos a las personas de estas descargas peligrosas”, comenta Maldonado.
El problema es que, aunque la normativa chilena exige que toda residencia cuente con una puesta a tierra, muchos hogares aún no la poseen. Eso significa que el riesgo a sufrir un accidente eléctrico, ya sea una descarga por la manipulación de artefactos, o por el sobrecalentamiento de un componente —que fácilmente puede derivar en un incendio— aumenta considerablemente.
Por lo mismo, si no se cuenta con puesta a tierra en casa, mejor no intentar hacer instalaciones eléctricas por su cuenta. Y acudir a un servicio técnico certificado para regularizar la situación. “El cable a tierra es demasiado importante y de ello depende la seguridad de las personas”, insiste Maldonado.
- Destornillador: “Deben procurar que tengan mangos de goma, para que en caso de accidentes, no exista el riesgo de electrocución”, aconseja Maldonado.
- Taladro: para perforar el techo. Idealmente uno percutor, ya que así nos aseguramos de que pueda penetrar en cualquier material. Para consejos sobre cómo elegir un buen taladro, revisa este artículo.
- Tarugos: fundamentales para fijar los tornillos al techo.
- Tornillos: muchas veces las lámparas los incluyen, pero es conveniente fijarse en el diámetro de sus orificios para que los tornillos calcen perfectamente.
- Alicate: los mejores para este tipo de tareas son los de punta o de cigüeña, cuyas tenazas son alargadas y planas. Eso permite manipular los cables con más facilidad.
- Martillo:
- Huincha aislante:
- Lo primero es la seguridad: debes bajar el automático que activa la corriente eléctrica en el sector del hogar en el que harás la instalación. Si no sabes cuál es, basta probar uno a uno hasta que no puedas encender la luz. O bien, corta toda la energía eléctrica del hogar y ya está.
- Puedes utilizar un destornillador buscapolos para comprobar que, efectivamente, no esté pasando energía eléctrica por los cables del hogar que manipularás.
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- Una vez identificado el lugar donde harás la instalación, debes hacer los agujeros en el techo o “cielo”, que te permitirán atornillar la lámpara a éste.
- Para ello, debes utilizar el soporte de la lámpara para hacer la medición respectiva. Con un lápiz puedes marcar los puntos que, luego, deberás perforar con un taladro.
- Recuerda que la broca a utilizar con el taladro debe ser de la medida precisa para la instalación de los tarugos (que también suelen incluirse en el set o kit de la lámpara). Una broca más ancha que el tarugo hará que este se caiga y no se fije en el techo, mientras que con una broca muy pequeña el tarugo no conseguirá entrar.
- Una vez hechos los agujeros, inserta los tarugos con ayuda de un martillo y asegúrate que hayan quedado firmes al cielo.
- Tras esto, procede a atornillar la lámpara a los tarugos. Si posees o tienes acceso a un taladro atornillador, puedes hacer uso de éste y asegurarte que la lámpara quede bien firme al techo.
Ya realizada la primera parte de la instalación, pasamos a la parte eléctrica (la más difícil):
- Generalmente, las lámparas incluyen tres cables: uno correspondiente a la fase, otro al neutro y, un tercero para la tierra. Sin embargo, en algunas ocasiones, éstas sólo poseen dos: uno de fase y otro neutro.
- La idea es conectar el cable de fase de la lámpara al de cable de fase del hogar. Lo mismo se debe hacer con el cable neutro y el de tierra.
Solo basta seguir los colores correspondientes. En el caso del cable de fase, hay cuatro opciones de tono: negro, gris, café o blanco. El neutro, en tanto, siempre es de tono azul, mientras que el de tierra es de tonalidad verde o amarilla. En algunos casos, los aparatos a instalar incluyen, además, alguna iconografía para diferenciar los cables: la “L” corresponde a la fase y el “N” al neutro.
- Entonces, empalmar cada cable con su respectivo par utilizando un alicate. Primero debes “pelarlos” —quitarles la cubierta de plástico—, dejar la fibra al descubierto y unirla, sellándola con huincha aislante. Recuerda la recomendación de Axel Maldonado de preferir herramientas con mango de goma, para evitar un accidente eléctrico.
- En algunos casos, los cables eléctricos vienen anclados a una regleta, clema o bornera, que es un tipo de conector eléctrico, que ofrece un mayor grado de seguridad tanto en la manipulación de cables como en la mantención de estos.
- Si la lámpara no posee un cable de tierra, pero tu hogar sí lo tiene, entonces, deberás aislarlo, cubriendo su hilo de cobre con la huincha aisladora.
- Recuerda que el cable a tierra es una medida de protección, tanto para los artefactos eléctricos como para las personas. De preferencia, elige productos que incluyan esta conexión.
- Una vez hecho el empalme de los cables, puedes poner la cubierta decorativa que, suele incluir todo artefacto eléctrico, para cubrir la conexión eléctrica.
- Ya finalizada la instalación, puedes dar nuevamente la energía eléctrica desde el TDA y comprobar que tu lámpara esté funcionando.
Voilá. Con todos estos pasos hechos deberías estar disfrutando de una cena bajo la cálida luz de tu primera instalación eléctrica. Sin duda, un pequeño paso para la humanidad pero uno grande para la egoteca. Eso sí, que no se te suban los humos a la cabeza: el camino para transformarse en un verdadero maestro chasquilla es largo y, muchas veces, doloroso. Por ahora, adelante: siéntete iluminado.
*Los precios de los productos en este artículo están actualizados al 22 de mayo de 2023. Los valores y su disponibilidad pueden cambiar.