El cuásar 3C 273, descubierto en 1963, sigue siendo uno de los objetos más fascinantes del universo. Con una distancia de 2.500 millones de años luz de la Tierra, es el cuásar más cercano a nuestro planeta y un laboratorio cósmico único para estudiar fenómenos extremos en el cosmos. Gracias a la tecnología avanzada del Telescopio Espacial Hubble, recientes estudios han desvelado detalles inéditos sobre este brillante objeto, acercándonos más a comprender su asombroso brillo.
El cuásar que desafía la distancia
Aunque el cuásar 3C 273 pueda parecer una estrella, en realidad es mucho más complejo. Se trata de una galaxia lejana que alberga un agujero negro supermasivo en su núcleo. La materia que gira alrededor de este agujero negro a casi la velocidad de la luz genera chorros de radiación tan intensos que superan la luminosidad de miles de millones de soles. El astrónomo Maarten Schmidt fue el primero en definir este objeto como «cuasi estelar» debido a su aspecto similar a una estrella, lo que llevó al nacimiento de la nueva clase de cuerpos cósmicos conocidos como cuásares.
El brillo de 3C 273 no solo proviene del agujero negro, sino también de las interacciones complejas entre la galaxia y el material que la rodea, lo que agrega una capa de misterio al comportamiento de estos objetos cósmicos.
Descubrimientos sorprendentes: una estructura única
El Telescopio Espacial Hubble ha proporcionado imágenes reveladoras que muestran estructuras nunca antes vistas en el cuásar 3C 273. Según Bin Ren, líder del estudio, los nuevos hallazgos incluyen filamentos en forma de «L» y «gotas», que podrían ser galaxias satélite alimentando al agujero negro. Estos descubrimientos abren nuevas puertas para comprender cómo los cuásares adquieren su enorme luminosidad y por qué se comportan de manera tan diferente a otras galaxias.
Ya en 1994, Hubble había observado que los entornos de los cuásares son caóticos, caracterizados por colisiones y fusiones galácticas. Estos procesos intensifican la actividad de los cuásares, y las observaciones más recientes con tecnología avanzada han permitido ver con mayor claridad cómo estas interacciones alimentan el agujero negro y potencian la radiación cósmica que emite.
Mirando más allá del brillo
Observar directamente un cuásar puede ser un reto debido a su intensidad lumínica extrema. Sin embargo, el instrumento STIS del Hubble, utilizado como coronógrafo, ha permitido bloquear parte de esa luz para estudiar áreas cercanas al agujero negro. Este método reveló la presencia de un chorro de material de 300.000 años luz de longitud, que parece acelerar a medida que se aleja del núcleo del cuásar. Este comportamiento inusual podría aportar valiosas pistas sobre la dinámica de los cuásares y los mecanismos que controlan su actividad.
El futuro de los cuásares
Aunque ya se conocen más de un millón de cuásares en el universo, la mayoría de ellos se encuentran a distancias que alcanzan los 10.000 millones de años luz. El 3C 273, por su proximidad, continúa siendo un objeto de estudio único para los astrónomos.
Con la ayuda del Telescopio James Webb, especialmente en la luz infrarroja, los científicos esperan descubrir aún más secretos sobre el cuásar 3C 273 y su entorno. A medida que la tecnología avance, nuestra comprensión de estos misteriosos objetos cósmicos seguirá creciendo, acercándonos más a los secretos del universo.