Erling Haaland no pudo anotarle al Real Madrid, pero su paso por el Santiago Bernabéu estuvo lejos de pasar inadvertida. Al delantero del Manchester City, la defensa merengue le tuvo que dedicar un dispositivo especial de custodia. La idea era, precisamente, que no desplegara el potencial goleador que ha expuesto en toda la temporada europea y que en la Premier League lo convirtió en el mayor goleador europeo de la historia, rompiendo un récord del chileno Jorge Robledo.
Si el escandinavo se reservó los goles para el partido de vuelta en el Etihad Stadium es un dilema que se resolverá recién la próxima semana. Lo que está claro es que la atención que le dedica el mundo crece exponencialmente y que cada uno de sus movimientos e incluso las anécdotas, como las que contó el volante del Bayern Múnich León Goretzka, quien le acusó por peerse en la cancha, llaman la atención de todos. En ese plano entran, también, las historias que explican cómo llegó a transformarse en uno de los jugadores más importantes en el mundo.
Haaland está inmortalizado en un registro en otra asociación deportiva. En la federación internacional de atletismo, de hecho, aún es considerado como el dueño de la plusmarca planetaria en salto largo, para la categoría de cinco años: en 2006, anotó 1,63 metros. Su relación con ese deporte era natural. Su madre, Gry Marita, fue campeona en heptatlón. Su padre, Alfie, le inculcó la pasión por el fútbol. En alguna medida, quizás, porque veía en su retoño la posibilidad de vengar la decepción de haber tenido que dejar su carrera en el balompié por una lesión. Si esa fue la intención, lo concreto es que la revancha ya debería darse por concretada.
En 2017, cuando defendía al Molde, se produjo una brutal transformación. Ahí, en base a una rutina que incluía gimnasio y una fuerte alimentación, creció casi diez centímetros en dos años. Llegó a medir 1,98 metros, una estatura que sumada a su fortaleza física ya le dejaba en condiciones de competir con quien se le pusiera enfrente.
¿En qué consistía la dieta del incipiente Haaland? El español Álex Crannix, con quien compartió vestuario en el equipo noruego, la describe con elocuencia. “Comía como un caballo”, describe. Valga aclarar que la analogía no responde, estrictamente, al patrón alimenticio de los equinos. E incluso que su peculiar alimentación lleva a otro compañero suyo a compararle con un animal distinto. Haaland ingiere una cuatro mil calorías diarias. Come pasta y pollo cocido. No consume sal ni aceite, pero agrega el pescado como parte del plan. “Nunca, nunca he visto a nadie comer tanto como él. Come como un oso”, graficó su compañero de selección, Josh King.
Eso sí, hay un alimento que merece consideración aparte, por la importancia que le da el jugador. “Lo que más le gusta es la leche, se podía beber litros y litros durante la semana”, explican en su entorno. Puede beberla en cualquier momento y no es inusual verle llegar a los entrenamientos con alguna botella. En Instagram ha llegado a definirla como su “poción mágica”.
Al margen de comer y tomar leche, Haaland tiene una inquietud adicional: es un empedernido lector. “Cuando viajábamos siempre iba con algún libro, le gustaba mucho, y luego jugaba muchísimo a las cartas. Los noruegos son muy curiosos a nivel cultural”, describe Crannix, aunque no profundiza respecto de los géneros que cautivan al goleador.
Lo que está claro es de que esa forma abre la mente. Y que de ese ejercicio, seguramente, también obtiene la claridad para definir frente a los arcos rivales como un auténtico elegido. Los números hablan por sí solos. Solo en la Premier League ha anotado 35 veces y le quedan cinco fechas para extender la marca. Si en la Champions logra dejar en el camino al Real Madrid, levantará su leyenda.