Santiago se prepara para enfrentar la semana más fría del año, según lo adelantó el meteorólogo Jaime Leyton en su reporte para Megatiempo. A partir del lunes 26 de mayo, la capital experimentará una combinación de lluvias, nevadas en la cordillera y temperaturas mínimas que podrían llegar a 0 °C, marcando así la primera helada del 2025 en la Región Metropolitana.
¿Cuándo llegará la primera helada a Santiago?
De acuerdo al pronóstico, el miércoles 28 de mayo será el día más frío hasta ahora en 2025, con una mínima de 0 °C y máxima de 14 °C, bajo cielos despejados. Esta sería la primera helada oficial del año en la capital, superando el récord anterior de 4,6 °C registrado en mayo.
Las bajas temperaturas comenzarán a sentirse desde el martes 27 de mayo, con una mínima de 3 °C y una máxima que apenas alcanzará los 11 °C, lo que anticipa una semana marcada por frías mañanas y mediodías poco cálidos.
Así estarán las temperaturas durante la semana
Según Leyton, el descenso térmico se extenderá durante toda la semana laboral, con variaciones mínimas entre cada jornada:
- Martes 27 de mayo: mínima de 3 °C / máxima de 11 °C
- Miércoles 28 de mayo: mínima de 0 °C / máxima de 14 °C (helada)
- Jueves 29 de mayo: mínima de 1 °C / máxima de 17 °C
- Viernes 30 de mayo: mínima de 3 °C / máxima cercana a los 20 °C
El experto indicó que estas condiciones reflejan el ingreso definitivo del otoño climático en la zona central, con heladas que podrían repetirse en junio.
¿Lloverá en Santiago?
Sí. Se espera lluvia en la capital desde la tarde del lunes 26 de mayo, producto de un sistema frontal que también dejará nevadas en la cordillera.
- En el sector oriente de Santiago, las precipitaciones podrían acumular hasta 10 milímetros de agua caída, lo que representa una cantidad significativa para la época.
- En sectores céntricos y ponientes, como Colina y la provincia de Chacabuco, las lluvias serán de intensidad débil a moderada, pero sostenidas hasta la madrugada del martes.
Además, Leyton anticipó que la nieve en zonas cordilleranas podría ser abundante, lo que beneficia los embalses y centros de esquí, aunque también requiere precaución en rutas de altura.