Los telescopios más avanzados del mundo, entre ellos importantes instalaciones ubicadas en Chile, han comenzado a seguir de cerca a 31 Atlas, un objeto interestelar recientemente identificado. Su hallazgo se produjo de forma accidental y, según los primeros análisis, proviene desde fuera del sistema solar.
Características y trayecto de 31 Atlas

Este cuerpo celeste, cuya dimensión estimada oscila entre 20 y 40 kilómetros de diámetro, se desplaza a gran velocidad por el espacio. Se espera que en diciembre pueda ser observado en las proximidades de la Tierra y el Sol, a una distancia de aproximadamente 200 millones de kilómetros.
La comunidad científica considera que este tipo de fenómenos son clave para comprender mejor los procesos de formación de objetos alrededor de otras estrellas, ya que su análisis ofrece información valiosa sobre los componentes del universo más allá del sistema solar.
Un fenómeno poco frecuente en la astronomía
La detección de 31 Atlas representa solo la tercera ocasión registrada en la que se identifica un objeto interestelar ingresando al sistema solar. Uno de los casos anteriores más discutidos fue el de ‘Oumuamua, cuya naturaleza originó diversas teorías, incluyendo la posibilidad de que se tratara de tecnología de origen no terrestre, aunque no hay consenso en torno a esa hipótesis.
Actualmente, telescopios en diversas partes del mundo, como el Observatorio Géminis y el sistema Atlas en Chile, están enfocados en obtener datos precisos sobre la forma, tamaño y composición del objeto. La dificultad para detectar este tipo de cuerpos radica en su bajo brillo, pequeño tamaño y alta velocidad.
Aportes de Chile a la observación y defensa planetaria
El hallazgo de 31 Atlas se enmarca dentro de los avances de Chile en defensa planetaria. Recientemente, el país comenzó a operar el telescopio Vera Rubin, que integra una red internacional destinada a detectar y monitorear cuerpos celestes potencialmente peligrosos. Gracias a su cámara digital —la más grande del mundo—, este instrumento permitirá identificar con mayor precisión objetos provenientes del espacio profundo.
Además, Chile ha tenido un rol relevante en otro hito astronómico. Utilizando las 66 antenas del telescopio ALMA, en conjunto con los telescopios espaciales James Webb y Hubble, se logró capturar la imagen más antigua conocida de galaxias, correspondientes a una etapa en la que el universo tenía cerca de 700 millones de años.
Esta observación revela las primeras estructuras cósmicas, formadas por gas frío y estrellas en formación, lo que aporta datos significativos sobre los orígenes del universo y el surgimiento de galaxias similares a la Vía Láctea.
Contribución científica desde instituciones chilenas
El proyecto fue liderado por el Instituto Núcleo Milenio de Galaxias (MINGAL) y la Universidad de Concepción, consolidando el papel de las instituciones chilenas en la investigación astronómica. Los resultados muestran la complejidad de las estructuras iniciales del universo y permiten realizar estimaciones más precisas sobre el número de galaxias existentes, cada una con cientos de miles de millones de estrellas y sistemas planetarios.
Estos avances —tanto la observación de 31 Atlas como la captura de las primeras imágenes galácticas— destacan la relevancia de Chile en la exploración del cosmos y el desarrollo del conocimiento astronómico.