En el vasto universo, una supernova de tipo Ia, identificada como SN 2024PI, ha capturado la atención de los astrónomos. Ubicada en la galaxia LEDA 22057, esta explosión estelar se revela como un punto azul pálido que destaca entre los brazos espirales de su galaxia anfitriona.
Captura por el telescopio Hubble
La imagen de la supernova fue tomada por el telescopio espacial Hubble de la NASA/ESA aproximadamente un mes y medio después de su descubrimiento, en enero de 2024. En la fotografía, SN 2024PI ya se muestra más débil que su brillo máximo, según informó la Agencia Espacial Europea (ESA).
La galaxia LEDA 22057, donde ocurrió esta explosión, está situada a una distancia aproximada de 650 millones de años luz de la Tierra, convirtiéndola en un espectáculo visual fascinante para los astrónomos.
Supernovas tipo Ia y su relación con las enanas blancas
Las supernovas de tipo Ia, como la SN 2024PI, se originan a partir de un fenómeno único: una enana blanca que colapsa. Este tipo de estrella representa el núcleo cristalizado de una estrella que tenía una masa inicial menor a ocho veces la del Sol.
- Evolución hacia una enana blanca: Cuando una estrella agota su suministro de hidrógeno, se expande hasta convertirse en una gigante roja, mientras pierde sus capas externas. Esto deja como remanente una enana blanca rodeada por una colorida nebulosa planetaria.
- Estas enanas blancas poseen temperaturas superficiales superiores a 100.000 grados y concentran la masa del Sol en una esfera del tamaño de la Tierra.
- Condiciones para una supernova: Para que una enana blanca se transforme en una supernova de tipo Ia, debe formar parte de un sistema binario. En este sistema, la enana blanca absorbe material de una estrella compañera, ganando masa hasta volverse inestable. Finalmente, una explosión de fusión nuclear descontrolada destruye a la enana blanca, produciendo la espectacular explosión de supernova que puede observarse desde otras galaxias.
Relevancia para la astronomía
Las supernovas de tipo Ia, como SN 2024PI, son cruciales para la investigación científica. Su brillo uniforme las convierte en herramientas valiosas para medir distancias en el universo, ayudando a los astrónomos a comprender la expansión cósmica y la naturaleza de la energía oscura.
Además, estas explosiones destacan el destino final de muchas estrellas, incluyendo el futuro del Sol, que en aproximadamente 5.000 millones de años se convertirá en una enana blanca, aunque no explotará como una supernova debido a la falta de una estrella compañera.
Este descubrimiento no solo resalta la belleza del cosmos, sino también la capacidad de la humanidad para observar y estudiar eventos a distancias inimaginables.