Con la llegada del horario de invierno este sábado 5 de abril, gran parte de la población chilena deberá atrasar sus relojes una hora, según lo establece la normativa vigente. Esta modificación aplica en todo el país, excepto en las regiones de Magallanes, la Antártica Chilena y Aysén, que mantienen el horario de verano de manera permanente.
Aunque se trata de una medida habitual, especialistas advierten que puede afectar el ritmo circadiano, alterando el descanso nocturno, especialmente en niños, adultos mayores y personas sensibles a los cambios de rutina.
¿Por qué el cambio de hora afecta el sueño?
El neurólogo Álvaro Vidal, de la Unidad del Sueño de Clínica MEDS, explicó que el ajuste horario tiene efectos fisiológicos que pueden durar entre dos y siete días, dependiendo del grupo etario y las condiciones individuales.
En adultos mayores y niños, el impacto puede ser más evidente debido a que sus sistemas de regulación hormonal —como la liberación de melatonina y cortisol— presentan menor flexibilidad frente a los cambios externos.
Vidal sostiene que el horario de invierno está más alineado con el funcionamiento biológico del cuerpo:
“Al amanecer más temprano, se reduce antes la melatonina y se activa el cortisol, facilitando los procesos de vigilia y sueño de manera más natural”.
Posibles efectos durante la adaptación
Durante los primeros días posteriores al cambio de hora, es común que algunas personas experimenten:
- Mayor somnolencia matinal
- Irritabilidad durante el día
- Sensación de fatiga más temprana en las noches
- En algunos casos, dificultad para conciliar el sueño o insomnio
Estos síntomas son parte del proceso de ajuste al nuevo ciclo de luz y oscuridad, en el que el cuerpo debe reorganizar su reloj interno para sincronizarse con el nuevo horario.
Recomendaciones para facilitar la adaptación al horario de invierno
Para minimizar los efectos del cambio de hora en el descanso y la rutina diaria, el especialista entregó las siguientes recomendaciones:
1. Evitar el uso de pantallas antes de dormir
- Reducir la exposición a televisores, celulares, tablets y computadores al menos una hora antes de acostarse.
- Idealmente, mantener los dispositivos electrónicos fuera del dormitorio.
- La luz azul que emiten estos aparatos interfiere con la producción de melatonina.
2. Regular los horarios de sueño
- Intentar mantener un horario de sueño constante, incluso durante fines de semana.
- Evitar las siestas prolongadas, especialmente en el periodo de adaptación, para favorecer el ajuste al nuevo horario.
3. Elegir bien la hora para hacer ejercicio
- Si el ejercicio vespertino interfiere con el sueño, optar por realizar actividad física en la mañana, lo que además contribuye a mantener una rutina activa y estable.
4. Limitar el uso de múltiples alarmas
- Usar una sola alarma al despertar. Programar varias puede fragmentar el sueño y deteriorar su calidad, dificultando el rendimiento diurno.