Las prisas del día a día y el ritmo acelerado del trabajo han convertido el comer a toda velocidad en un hábito común. Sin embargo, este comportamiento aparentemente inofensivo podría estar generando consecuencias graves en tu salud digestiva y peso corporal, según advierte la doctora Sara Marín Berbell, especialista en microbiota.

Desde su cuenta de Instagram, la profesional ha compartido una advertencia clara: comer rápido puede ser perjudicial para el cuerpo de múltiples formas, y sus efectos no son tan inocentes como parecen.
Comer Apurado: Gases, Inflamación y Aumento de Peso
De acuerdo con Marín Berbell, ingerir alimentos de forma acelerada favorece la entrada excesiva de aire en el estómago. Esto genera molestias como gases, inflamación y dolor abdominal.
Pero eso no es todo. “Si comes rápido, engordas más”, aseguró la doctora, explicando que existe una conexión directa entre el estómago y el cerebro a través del nervio vago. Este canal de comunicación permite que el estómago informe al cerebro cuando ya está lleno. Sin embargo, ese mensaje tarda entre 15 y 20 minutos en llegar.
“Si te zampas la comida a toda velocidad, el cerebro todavía no sabe nada y sigues comiendo hasta que el estómago explota”, advirtió. Este retraso en la señal de saciedad puede hacer que comamos en exceso sin darnos cuenta, lo que favorece el aumento de peso y el desgaste del sistema digestivo.
Cómo Mejorar la Digestión y Evitar el Daño
Para prevenir estos efectos negativos, la doctora ofrece una serie de recomendaciones prácticas que pueden marcar una gran diferencia en la salud gastrointestinal:
- Comer porciones pequeñas para reducir el riesgo de reflujo.
- Dejar pasar entre 4 y 6 horas entre las comidas principales.
- Realizar un ayuno nocturno de al menos 12 horas.
- Evitar acostarse inmediatamente después de comer. Si es necesario hacerlo, mantener la cabeza en una posición elevada.
- Masticar cada bocado entre 20 y 30 veces.
- Beber agua entre bocado y bocado, en lugar de hacerlo de golpe.
Estos hábitos, aunque sencillos, pueden ser fundamentales para mejorar la digestión y prevenir trastornos gastrointestinales a largo plazo.