El simple hábito de enjuagar el arroz antes de cocinarlo puede marcar una gran diferencia en su sabor, textura y seguridad.
En muchas cocinas del mundo, lavar el arroz es un paso esencial. Aunque en Chile no siempre se considera necesario, diversos estudios y expertos apuntan a que esta práctica puede mejorar tanto la calidad del grano como reducir la presencia de sustancias dañinas.
Lavar el arroz: ¿costumbre cultural o necesidad real?
En países como Japón, Corea o India, lavar el arroz es parte del proceso culinario tradicional, especialmente en preparaciones como sushi o arroz al vapor. Este paso no solo se hace por higiene, sino también por calidad: al eliminar el exceso de almidón superficial, se logra una cocción más uniforme y una textura ideal.
En contraste, en preparaciones típicas chilenas como el arroz graneado, no se acostumbra lavar los granos, ya que estos se doran con aceite antes de añadir agua, logrando una textura suelta de otra manera.
El almidón, la textura y el sabor del arroz
Uno de los principales motivos para enjuagar el arroz es reducir la cantidad de almidón que recubre los granos. Este almidón es el responsable de que el arroz quede pegajoso si no se elimina adecuadamente.
Según Matt Slem, científico culinario especializado en arroz, “lavar el arroz da al producto cocido una textura esponjosa con granos separados”. Para quienes prefieren un arroz más suelto sin llegar a estar seco, este paso puede ser determinante.
Contaminantes invisibles: ¿qué más se elimina al lavar el arroz?
Más allá de lo estético y lo culinario, lavar el arroz también ayuda a remover impurezas, polvo, residuos y, en algunos casos, pequeñas partículas que pueden venir en los empaques.
Una investigación del año 2018 reveló que el lavado del arroz puede disminuir la presencia de metales pesados, como el arsénico, un contaminante que suele encontrarse en este alimento por la forma en que se cultiva.
El método más seguro y eficiente según los expertos
Si bien algunas instituciones como la USDA advierten que lavar el arroz podría reducir su contenido nutricional, científicos como Manoj Menon, de la Universidad de Sheffield, proponen un método alternativo para minimizar los riesgos sin perder nutrientes:
- Usa cuatro tazas de agua por cada taza de arroz y déjalo hervir durante cinco minutos.
- Cuela el arroz para eliminar esa primera agua.
- Añade dos tazas de agua limpia y cocina con tapa hasta que se absorba por completo.
Este procedimiento elimina gran parte del arsénico sin afectar significativamente los nutrientes del arroz.
¿Entonces, debo lavar el arroz?
No existe una única respuesta, pero si buscas mejorar la textura, reducir la pegajosidad o aumentar la seguridad alimentaria de tus preparaciones, enjuagar el arroz es una práctica recomendable. Ya sea lavándolo directamente o utilizando el método del doble hervor, este pequeño cambio puede marcar una gran diferencia en tu cocina.