El pan, uno de los alimentos más consumidos en Chile, tiende a perder su frescura rápidamente si no se almacena de manera adecuada. Frente a este problema habitual, panaderos expertos han revelado un método simple y efectivo que podría cambiar la forma en que se guarda este producto básico en los hogares.

El consejo más relevante es evitar guardar el pan en bolsas plásticas, práctica común que, según especialistas, contribuye a su deterioro. Este tipo de envoltorio retiene la humedad, lo que propicia la aparición de moho y acelera la pérdida de calidad.
Un método sencillo y sin plásticos
El panadero holandés Joost Arijs ha compartido un truco que no requiere plásticos ni telas, apuntando a terminar con el uso rutinario de las tradicionales bolsas. Su recomendación es optar por envoltorios de papel, ya que permiten la circulación del aire. Esta ventilación favorece que el pan no se vuelva duro ni gomoso, y ayuda a evitar que se deteriore prematuramente.
Otra alternativa práctica es el uso de la clásica panera, un utensilio presente en muchas cocinas. Este recipiente ofrece un entorno equilibrado y ventilado que mantiene la textura del pan sin resecarlo ni ablandarlo en exceso.
Consumo temprano y congelación
Jonathan Davis, chef especializado en panadería y pastelería, explicó al medio Real Simple que el pan debe consumirse dentro de los dos o tres días posteriores a su compra. En caso de no consumirlo en ese periodo, sugiere colocarlo directamente en el congelador para conservar su frescura.
Este método permite que el pan mantenga sus propiedades durante más tiempo, sin necesidad de recurrir a prácticas que puedan resultar contraproducentes, como el uso de plásticos que retienen humedad.
El truco difundido por Arijs apunta a reforzar buenas prácticas de almacenamiento que favorezcan tanto la durabilidad como la calidad del pan en los hogares chilenos.