Seis enfermos que nunca reportaron, vacunas que habrían estado trabajando desde antes de la pandemia y una mina que habría albergado el virus. Estos son los secretos que escondieron los científicos chinos, según un diario británico.
Después de tres años del inicio de la pandemia, una investigación del diario británico The Sunday Times encendió de nuevo las alarmas del mundo entero, pues afirma que el Covid-19 fue desarrollado por China, con el plan de crear armas biológicas. En el escrito, mencionan la mina de Mojiang, el lugar clave que respalda esta teoría.
En esta línea, las millones de víctimas fatales, las cuarentenas, el cierre de los países y el temor a morir por el virus, marcaron un período muy duro para la humanidad que, según los periodistas del medio británico, sería responsabilidad de China y un extraño suceso que ocurrió en la mina de cobre en el año 2012.
¿Qué pasó en esa mina? ¿Cuál es su rol para entender el origen del coronavirus?
En las imponentes montañas del suroeste de China, en Yunnan, se esconde una mina de cobre abandonada y cubierta por maleza y bambú, un escenario oscuro y perfecto para que los murciélagos hagan de él su hogar.
Era abril de 2012, cuando seis trabajadores -que tenían entre 30 y 63 años- entraron a la mina de Mojiang para limpiar la cobertura de heces de murciélago. Lograron hacer bien su trabajo, pero unas semanas más tarde comenzaron a enfermarse: empezaron con tos persistente, fiebre, dolores de cabeza y pecho y dificultad para respirar.
Se habían contagiado de una extraña enfermedad y los hospitalizaron enseguida. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos de los médicos, el virus mató a tres de ellos con rapidez.
Sin saber de qué se trataba, los científicos regresaron a la mina a fines del 2012 para buscar muestras y entender qué había enfermado a los trabajadores: encontraron un patógeno que se conoció como el virus Mojiang, que se encuentra en ratas y que no tiene relación con el SARS-CoV-2.
Según los investigadores estadounidenses, esto es porque China decidió guardarse un potente secreto militar: buscaba hacer que dichas muestras de virus fueran más infecciosas para las personas y así crear una peligrosa arma biológica.
“Estados Unidos sigue inventando afirmaciones inconsistentes y clamando por investigar laboratorios en Wuhan”, dijo el Ministerio de Relaciones Exteriores de China en una declaración escrita, en ese entonces.
Pero las autoridades chinas obstruyeron los esfuerzos independientes para investigar la mina: pusieron hombres no identificados que detenían a periodistas extranjeros que querían acercarse, advirtiéndoles que “había elefantes salvajes” y que era peligroso para ellos.
De hecho, un reportero del Journal llegó en bicicleta y fue detenido, interrogado por cinco horas y borraron una fotografía de la mina que tomó con su celular. Y a los aldeanos, les prohibieron hablar sobre la mina con “extraños”.
Fuente: La Tercera