Carolina Andrea Nazir Salinas, una mujer chilena de 51 años, fue encontrada muerta en su departamento en Florianópolis, Brasil. Según reportes locales, la víctima presentaba signos de asfixia en su cuerpo. Hasta el momento, el principal sospechoso del asesinato es Alejandro Techera, un ciudadano uruguayo. Algunos indicios que apuntan hacia Techera son las faltas ortográficas en los mensajes de WhatsApp.
Techera, un sospechoso con antecedentes dudosos
De acuerdo con LUN, Techera habría afirmado que su madre lo abandonó en Brasil cuando él tenía 13 años y que había sido diagnosticado con un tumor cerebral. Sin embargo, estos detalles eran cuestionados por Josefa, la hija de la víctima, quien desconfiaba de él. A pesar de las advertencias de su hija, Carolina prestaba ayuda a Techera, proporcionándole comida, abrigo e incluso alojamiento. Incluso, Josefa le rogó a su madre que no le diera hospedaje al uruguayo, pero ella lo hizo de todos modos.
«No le creo nada mamá», le decía Josefa a Carolina, pues tenían indicios de que Techera no decía la verdad. «Este tipo no hablaba nada de portugués, siendo que decía que vivía allá desde los 13 años», afirmaba Karen Fanta, prima de la víctima. Además, Josefa descubrió que Techera tenía un tatuaje debajo del ojo en forma de lágrima, lo cual, según ella, es un símbolo relacionado con la violencia y la muerte en el lenguaje carcelario.
La evidencia que señala a Techera
El domingo 15 de septiembre, los vecinos escucharon una fuerte discusión proveniente del departamento de Carolina. Al día siguiente, cuando los perros de la víctima estaban deambulando por el edificio sin su dueña, los vecinos no lograban comunicarse con Carolina y fue entonces cuando contactaron a Josefa. A través de WhatsApp, Josefa le preguntó a su madre dónde estaba y por qué los perros estaban sueltos. Desde el celular de Carolina, llegó un mensaje con dos faltas de ortografía: «Voy a yamar, estoy llendo». Esto llamó la atención, ya que Carolina no solía cometer errores ortográficos en sus mensajes. Al no recibir más respuestas de su madre, Josefa y los vecinos acudieron al dueño del departamento para autorizar la apertura de la puerta con un cerrajero. Fue entonces cuando encontraron a Carolina sin vida en su cama, con el cuello morado.