Durante décadas, una intensa señal de rayos X proveniente de la famosa Nebulosa de Hélice mantuvo intrigados a científicos de todo el mundo. Ahora, después de casi 40 años de incertidumbre, investigadores finalmente descubrieron su origen, arrojando luz sobre uno de los misterios más fascinantes del cosmos.
¿Qué es exactamente la Nebulosa de Hélice?
Para entender mejor la importancia de este reciente descubrimiento, es clave conocer algunos aspectos sobre la Nebulosa de Hélice. Esta nebulosa se encuentra aproximadamente a 650 años luz de la Tierra y se formó durante las etapas finales de la vida de una estrella muy parecida a nuestro Sol.
Cuando esta estrella llegó a la última fase de su existencia, comenzó a expulsar capas externas, generando una nebulosa que hoy conocemos como la Nebulosa de Hélice. En su centro quedó una enana blanca llamada WD 2226-210, una estrella que ya agotó gran parte de su hidrógeno, acercándose al final de su ciclo evolutivo.
El misterio detrás de las intensas emisiones de Rayos X
En la década de los ochenta, los científicos detectaron una inusual y potente emisión de rayos X proveniente de la estrella WD 2226-210. Durante años, no fue posible explicar por qué esta enana blanca, que normalmente no tendría capacidad suficiente para generar emisiones de tanta energía, emitía señales tan poderosas.
Avances tecnológicos permiten resolver el enigma
Gracias a los avances tecnológicos y misiones espaciales recientes, finalmente se logró esclarecer este misterio. Según información entregada por la NASA, los observatorios espaciales revelaron que la intensa radiación proviene de los restos de un planeta destruido por la estrella.
¿Cómo ocurrió la destrucción del planeta?
De acuerdo con la investigación, el planeta inicialmente orbitaba lejos de la estrella, pero su órbita fue alterada por interacciones gravitacionales con otros cuerpos del sistema estelar. Al acercarse demasiado a la enana blanca, la gravedad de esta estrella lo destrozó parcialmente, formando un disco de escombros a su alrededor. Parte de estos restos fueron arrastrados hacia la superficie estelar, lo que generó las emisiones de rayos X observadas.
Expertos destacan la relevancia del hallazgo
Uno de los investigadores participantes, Martín Guerrero, detalló que la poderosa señal observada es precisamente el resultado del material planetario cayendo hacia la enana blanca. Por su parte, Jesús Toala, otro coautor del estudio, explicó que este tipo de eventos son fundamentales para entender cómo evolucionan y terminan sistemas planetarios similares al nuestro, permitiendo prever cómo podría evolucionar nuestro propio sistema solar en un futuro lejano.
Este avance científico abre nuevas interrogantes y áreas de estudio relacionadas con la evolución de las estrellas similares al Sol y el destino de los planetas cercanos durante sus etapas finales de vida.