El mundo del espectáculo latinoamericano está de luto tras confirmarse el fallecimiento de Kepa Amuchastegui, reconocido por su entrañable papel como Roberto Mendoza, el padre del protagonista en la icónica telenovela Yo soy Betty, la fea. La noticia fue confirmada por su familia a través de redes sociales durante la madrugada del miércoles 28 de mayo.
Una partida serena y rodeada de cariño
El deceso del actor ocurrió a las 23:11 horas del martes 27 de mayo, según indicó su entorno más cercano. En una sentida historia publicada en sus redes, la familia expresó: “Se nos fue, con un respiro lento y sereno, esta bellísima persona. Lo recordaremos siempre con mucho amor”.
La noticia generó múltiples muestras de afecto por parte de colegas, seguidores y figuras del medio artístico, quienes lo recordaron por su profesionalismo, calidez humana y legado cultural en la televisión y teatro colombiano.
Una lucha digna contra una enfermedad compleja
A fines de abril de 2025, Kepa Amuchastegui había compartido públicamente su diagnóstico de cáncer de vejiga, el cual lo obligó a retirarse de las redes sociales y de su actividad profesional.
En ese emotivo mensaje, reveló que los tratamientos tradicionales, como la quimioterapia o la radioterapia, no eran viables en su caso por los fuertes efectos secundarios. Por ello, optó por la inmunoterapia, tratamiento que estimula el sistema inmune del cuerpo para combatir las células cancerígenas.
“He decidido someterme a la inmunoterapia (…) no podré volver a trabajar en lo que sé hacer: actuar, dirigir, escribir”, manifestó con honestidad en aquella publicación. Su mensaje fue una muestra de dignidad, lucidez y amor al arte, aun en el ocaso de su vida.
Más allá de Betty: un legado artístico inolvidable
Aunque su participación en Yo soy Betty, la fea lo consolidó como una figura entrañable para el público internacional, Kepa Amuchastegui tuvo una destacada trayectoria en televisión, cine y teatro.
Formó parte de exitosas teleseries como La Elegida, Punto de giro y Yo no te pido la luna. Además de actuar, dirigió producciones audiovisuales y fue un prolífico escritor, ganándose el respeto de distintas generaciones de artistas y espectadores.
Su versatilidad, voz inconfundible y presencia escénica lo transformaron en uno de los grandes referentes del arte dramático en Colombia y un rostro familiar para miles de hogares en América Latina.