Marco Enríquez-Ominami volvió a la escena pública con una promesa que tocó fibras sensibles entre los hinchas de Universidad de Chile: si logra reunir las firmas para inscribirse como candidato presidencial, se compromete ante notario a construir el estadio del club en 2030. La propuesta no es solo un gesto simbólico: ya habría iniciado conversaciones con autoridades locales y esbozado un modelo de financiamiento.
Cerrillos: la comuna elegida para el estadio azul
El propio MEO confirmó en el programa “Rayando el CDA” que sostuvo conversaciones con la alcaldesa de Cerrillos, comuna que considera ideal para concretar el sueño del “Romántico Viajero” por varias razones:
- Terrenos disponibles en el sector poniente de Santiago.
- Conectividad urbana gracias al transporte público y cercanía con autopistas.
- Proximidad con el Parque Bicentenario de Cerrillos, zona que ya ha acogido grandes eventos masivos.
“Hablé con la alcaldesa. Estuvo muy cerca de hacerse antes, pero nunca hubo un presidente que se la jugara. Yo sí lo haría, no solo como chuncho, sino como presidente”, señaló.
Estadio al 2030: el “sueño azul” como obra estratégica
El compromiso de MEO no se reduce a una simple promesa electoral. Según detalló, el proyecto busca levantarse como una gran obra pública con financiamiento mixto:
- El Estado entregaría garantías y los privados financiarían la construcción.
- Sería parte de una visión económica más amplia, que incluye su propuesta de crear un millón de empleos.
“Un estadio para la U no es solo una ilusión de hinchas, puede ser un motor de inversión, empleo y desarrollo urbano”, enfatizó.
¿Para cuántas personas sería el estadio?
Enríquez-Ominami también comentó que ha recibido comentarios y advertencias de dirigentes del club, quienes le señalaron que pensar en un aforo de 50 mil personas sería insuficiente.
“Me decían que 50 mil se quedaba corto, me hablaban de 60 mil. Hablé con dirigentes antiguos, incluso en privado, y hubo mucha controversia”, relató.
Además, reconoció que su anuncio generó reacciones intensas, tanto de respaldo como de rechazo, dentro del mundo azul. Sin embargo, defendió su visión:
“Estoy convencido de que una obra pública puede ser financiada por privados. El que no lo entienda, es porque no entiende cómo se hacen las cosas hoy.”
¿Qué tan factible es la promesa?
Si bien la promesa aún es hipotética —pues su candidatura depende de conseguir las firmas necesarias—, la propuesta ya instala el tema del estadio en la agenda política, un anhelo de décadas para la hinchada universitaria.
Hasta ahora, ningún gobierno ni dirigencia de Azul Azul ha logrado concretar el proyecto, pese a múltiples intentos frustrados. De concretarse, sería el primer estadio propio en la historia de Universidad de Chile, un club con más de 97 años de trayectoria.