Una investigación inédita identifica patrones genéticos y amenaza climática sobre los corales blandos, esenciales en ecosistemas marinos.
Corales blandos como bioindicadores del cambio climático
Un reciente estudio publicado en la revista Ecology and Evolution analizó el patrón genético espacial del coral blando Alcyonium en la región del sur de Sudamérica y la Antártica. Los corales blandos, conocidos por formar hábitats esenciales en los ecosistemas antárticos, son altamente sensibles al cambio climático, lo que los posiciona como bioindicadores cruciales.
Estos organismos, a diferencia de los corales duros que construyen arrecifes tropicales, crean “jardines de corales” en ambientes bentónicos. Estas estructuras son fundamentales para la biodiversidad, proporcionando refugio a peces, esponjas, estrellas de mar, anfípodos y algas.
Hallazgos del estudio sobre corales blandos
Liderado por Paulina Brüning, bióloga marina de la Université Laval de Canadá y el Centro Ideal de la Universidad Austral de Chile, el estudio recolectó muestras entre 2018 y 2020 en el Océano Austral. Los resultados revelaron cuatro linajes genéticos dentro del género Alcyonium, sugiriendo la existencia de diferentes especies adaptadas a regiones geográficas específicas.
“Los eventos de diversificación detectados están relacionados con cambios oceanográficos y climáticos significativos, como la intensificación de la Corriente Circumpolar Antártica hace 14 millones de años,” señaló Brüning.
Este patrón apoya la hipótesis de la vicariancia, donde especies similares cumplen roles ecológicos equivalentes, pero se distinguen por su ubicación geográfica.
Desafíos y riesgos ante la crisis climática
Brüning advirtió que los efectos del cambio climático podrían reducir la diversidad genética de los corales blandos, limitando su capacidad de adaptación a futuros cambios ambientales. Esto incrementaría su vulnerabilidad frente a eventos extremos y nuevos estresores, poniendo en riesgo su resiliencia y su papel ecológico.
La científica subrayó la importancia de combinar herramientas moleculares, morfológicas y biogeográficas para mejorar la clasificación y comprensión de estas especies. Este enfoque sería clave para avanzar en la conservación de estos organismos longevos y de crecimiento lento.
Conclusión: un paso hacia la conservación de los corales blandos
Esta investigación representa un avance significativo en el conocimiento sobre los corales blandos, destacando su relevancia como especies clave para los ecosistemas marinos de la Antártica y Sudamérica. Además, subraya la urgencia de implementar medidas de conservación frente a las amenazas climáticas y ambientales que enfrentan.