Un sorprendente hallazgo en las profundidades del mar chileno ha captado la atención de la comunidad científica internacional. Se trata de un nuevo depredador marino encontrado en la Fosa de Atacama, frente a las costas de Antofagasta, que no solo corresponde a una especie desconocida, sino también a un género completamente nuevo para la ciencia. El descubrimiento fue liderado por la doctora en oceanografía Carolina González, marcando un hito en la investigación de los ecosistemas abisales.
Un hallazgo único desde las profundidades de la Fosa de Atacama
La Fosa de Atacama es una de las zonas más profundas y extremas del planeta, con más de 8.000 metros de profundidad y condiciones casi imposibles: ausencia total de luz, temperaturas cercanas a los -2°C y presiones colosales. A pesar de esto, la vida prospera de formas aún desconocidas para la humanidad.
Fue en este inhóspito entorno, a 7.902 metros bajo el mar, donde el robot explorador «Lander», utilizado por el Instituto Milenio de Oceanografía, logró capturar a este singular crustáceo depredador que hasta ahora permanecía oculto a la ciencia.
¿Qué es el «Dulcibella camanchaca»? Un crustáceo depredador desconocido
La nueva especie ha sido bautizada como «Dulcibella camanchaca», un anfípodo de aproximadamente 4 centímetros de longitud, ágil y de movimientos veloces, adaptado a la vida extrema de las fosas oceánicas.
Según detallaron los expertos tras realizar exámenes genéticos y morfológicos, este crustáceo posee mandíbulas afiladas y apéndices raptoriales, es decir, extremidades especializadas para capturar y consumir a otros pequeños crustáceos como los anfípodos. Estas adaptaciones revelan su naturaleza depredadora, destacándolo como un nuevo eslabón clave en la cadena alimenticia de las profundidades.
El origen del nombre: un guiño a la literatura y la feminidad
El nombre «Dulcibella» tiene un trasfondo literario. Aunque inicialmente los investigadores quisieron llamarlo «Dulcinea», en referencia a la famosa dama de Don Quijote de la Mancha, este nombre ya estaba registrado para un género de insectos desde 1907. Por ello, optaron por «Dulcibella», un término que evoca dulzura y feminidad, inspirado en la poesía medieval, manteniendo así el vínculo con la obra cervantina.
Además, el segundo nombre «camanchaca» hace referencia a la densa niebla costera del norte de Chile, rindiendo homenaje al ambiente donde fue descubierto este peculiar organismo.
Un tesoro de biodiversidad en las profundidades chilenas
Carolina González enfatizó la importancia de este hallazgo, indicando que solo se conoce cerca del 5% de la biodiversidad de las fosas oceánicas, por lo que cada nueva especie es valiosa, pero descubrir un nuevo género es algo extremadamente raro.
«La Fosa de Atacama es un verdadero hotspot de biodiversidad, con muchas especies endémicas que no existen en ninguna otra parte del mundo», explicó González. Esta riqueza biológica se debe a la aislada ubicación geográfica y las duras condiciones que limitan la llegada de organismos foráneos, creando un ecosistema único y especializado.
El futuro de la investigación en la Fosa de Atacama
El descubrimiento del «Dulcibella camanchaca» abre la puerta a nuevas exploraciones y hallazgos científicos. Según González, es altamente probable que en expediciones futuras se encuentren más especies desconocidas, lo que posiciona a Chile como un líder en la investigación de los ecosistemas más profundos del planeta.
La Fosa de Atacama, con su misteriosa y poco explorada biodiversidad, promete seguir sorprendiendo al mundo, y con ello, ofrecer nuevas claves para entender la vida en uno de los ambientes más extremos de la Tierra.